Mis Mejores Cuentos

EL NIÑO MAS TRISTE

Asomaba la noche, cuando Carlos, un niño de color, preguntó: -¿Por qué te resulta tan extraño, Jesús, ser como las demás personas?  ¿Por qué no abandonas esos sueños tan altos como los abismos de los cielos?  ¿Por qué no comes?  ¡Hermano, ya estás débil de pensar y pensar! ¡Sé normal como uno de nosotros de tu edad!

-No me importa estar débil de pensar, cavilar y razonar en mi más amplia ambición, Carlos.  Sólo pretendo perfeccionarla y poder compartirla con otros niños como tú.  ¡Que comprendan la esencia de mi proyecto a favor de los niños pobres y de color como yo!  Nada más.  Sólo deseo que la comprendan y la acepten.

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EL MUNDO PERRO

De sus ojos negros como el ébano se hicieron rodar dos lágrimas convertidas, pues, en luceros. Era el suplicio por los pecados del Mundo Perro, de aquellos que odiaban a todos; que regateaban y gruñían trozos de carne de otros; de aquellos que sus corazones eran piedras de lignito; lloraba por los sarnosos, los realengos, los viralatas, los pulgosos, por los que cagaban donde se les diera la gana; por los que orinaban cada esquina o árbol del parque; por aquellos que con ripios erectos se creían ser los dueños de todos los culos y se las copulaban a todas sin que nadie pudiera opinar nada de nada; oraba allí postrado y cerrados sus ojos por los sin miramientos, los impúdicos, los indecorosos. Sufría amargamente la vagabundería de toda la Hermandad.

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MIGIN Y CHEPITO

Una mañana Juan conversa con unos vecinos, al mismo tiempo que amola su machete, recostado del lado trasero de su humilde vivienda; Milagros ve asomarse a un guapo, mucho más joven que Juan, e interrumpe su camino tirándole una caja vacía de esas de empacar velas, así sus miradas se entrelazan y profusan un acto más notable que la relación sexual, dando rienda suelta a la imaginación, a los sueños y vuelan esos segundos a los países que desde antaño la mitología recoge en la poesía y los cantos de amor.

Juan, ni tonto ni perezoso, alucinante –desde varios días atrás- de celos que aglutinan su mente morbosa y maliciosa, arremete contra la condenada que publica al caminante su necesidad de sexo y las ganas de las que adolece, con su machete se lanza sobre ella propinando en su hombro izquierdo un planazo que aturde; ella todavía idílica no asume el hecho como gravoso sino que pone en duda que el golpe la haya lacerado.

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CARTA AL HIJO QUE NUNCA NACIO

Hijo que tal te va por esos lugares. Yo aquí pensando cómo habría sido la vida juntos. De noche deléitome con la luna y estrellas fugaces o detengo la mirada más allá de lo prudente. Puedo verte jugando con los ángeles, son esos mismos que envías a velar cada paso que doy o las solitarias noches donde suelo noctambular, con tus recuerdos y los de papá.

Hubiera cortado un pedazo de firmamento para entregártelos en bandejas de perlas, como símbolo eterno de amor, comprensión y paz.  Poseyeras mi precioso tiempo para jugar y sería el bosque nuestro escondite predilecto o llamaríamos por las noches al búho, al cucú, al águila, el halcón, al gavilán, como testigos de nuestros sueños.

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MI AMOR CONFIDENTE

Contaba con tres años de edad y el primo de catorce años frotaba su pene en mi partecita íntima; en una ocasión fui librada de una penetración por parte de este maldito, porque de repente se apareció su papá y lo cuestionó enérgicamente, del motivo por el cual se encontraba desnudo y me tenía acostada en el suelo; muchas veces, cuando me tocaba quedarme en donde la tía de fin de semana, este diabólico primo entraba silenciosamente a la habitación en donde me encontraba dormida, me entrecogía entre sus brazos y yo despertaba en otro aposento con ese malvado besando mi boquita y frotándome su cosa húmeda entre mis piernitas.

Yo nunca pude publicar este cruel atropello a mi integridad física y sicológica, ya que la brutalidad de mis padres en ese entonces llegaba a tal grado, que si osaba conversarle esa situación me hubiesen matado a golpes, y mucho menos que el señor tío –su hermano mayor, considerado un hombre íntegro moralmente- abusaba de mí.

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CARTA A UNA ESPOSA Y COMPAÑERA

Recuerdo cuando nos conocimos. Éramos compañeros de estudio. Yacía recostada a tu espalda tu cabellera dorada como el girasol o el son naciente, cual obelisco, acoplado por tu suave piel de seda o el océano atrapado en tus ojos multicolor.

Éramos compañeros del mensaje de la libertad, de las interioridades, la personalidad, la conducta, los sentimientos, las emociones, la mente y el cuerpo. De manera, pues, éramos colofón del ser que respira.

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STORY THE SADDEST

Night was looming, when Carlos, a colored child, asked: «Why is it so strange for you, Jesus, to be like other people?» Why don’t you abandon those dreams as high as the depths of heaven? Why don’t you eat Brother, you are already weak from thinking and thinking! Be normal like one of us your age!

-I do not mind being weak to think, brood and reason in my broader ambition, Carlos. I only want to perfect it and be able to share it with other children like you. That they understand the essence of my project in favor of poor and colored children like me! Nothing else. I just want you to understand and accept it.

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SOY GUARDIA, ABOGADO Y BRUJO.

Era la mañana del 20 de febrero del año 1961, apenas contaba con dos años, cuando unos sicarios del gobierno ciego, sordo u mudo irrumpieron por la fuerza, la casa en donde se encontraba ese día mi madre, preguntaron por mi tía –una de las hermanas de mamá, quien militaba secretamente en el partido de Issa Conde, el PCD: Partido Comunista Dominicano-, la confundieron con mi mamá y la mataron a golpes.

La tía se hizo cargo de mí, pero mi tío político, o sea su esposo, me trataba como todo un esclavo peón; hasta donde me alcanza el juicio recuerdo que tenía que hacer toda clase de mandados, descalzo, harapiento –aun sus hijos, los demás primos hermanos míos, lo vestían con limpia vestimenta-, de manera obligada debía limpiar todos los calzados de la casa, inclusive los mis primitos.

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PSICOLOGIA DEL SUICIDIO

Era la madrugada de un 18 de noviembre, una mujer madura se debatía entre la vida y la muerte, su matriz palpitaba y convulsionaba por el torbellino que le arrancaba la esencia de ser o seguir. Todo su Yo brumoso, apático e inseguro. Era ella o él. La penalidad femenina cubría los mares psicológicos, cuya dualidad era la esencia de la intriga incorporada en la novena estación.

Agitados todos con la espera no sabían a quién adorar, a la hembra símbolo de anillo o unidad; o al varón emblema de cabeza, soporte, mando, poder, equilibrio, prolongación.

Martes, dos de la madrugada de aquel 18 de noviembre, eran abiertos los abismos de los cielos y luciérnagas cual faro, mostraba la esplendidez de los eternos, aplaudiendo la llegada con alharaca de un féretro cuyo atavío afelpado blasfemaba lo humano.

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